sábado, 3 de septiembre de 2011

UN AÑO MAS, DE VUELTA

Un año más de vuelta. La amenaza de la rutina, la sombra del hastío y la pereza de volver a la normalidad nos invaden cuando se acaban los días de verano. Nuevos propósitos que poco a poco iremos incumpliendo. Ideas a desarrollar que, tras unos meses, seguirán siendo sólo eso, ideas. Este año, además, nos acechan un sin fin de incertidumbres económicas y políticas que añaden pesadumbre a la reincorporación.

Pero es que el verano no sería lo mismo sin esas sensaciones, sin esa certeza de un final que nos devuelve a todos a la realidad. Si lo que cada uno hacemos en verano no tuviera fin, entonces perdería todo su hechizo, se nos volvería monótono, rutinario. Nos encontraríamos deseando volver a responder correos, cerrar reuniones, completar jornadas de catorce horas y dar codazos a diestro y siniestro para hacernos hueco.

Somos así, es nuestra condición humana. Aquello que tenemos en exceso pierde todo valor. La obligación mata la ilusión. El exceso aniquila el deseo. Quizás todos deberíamos aplicar esa afirmación de León Tolstoi que decía: "Mi felicidad consiste en que sé apreciar lo que tengo y no deseo con exceso lo que no tengo". Pero, con sinceridad, no conozco a nadie que actúe así. A nadie.

Para tratar de combatir esa sensación de derrota que genera el retorno, desde hace años, dedico mi primer fin de semana a repasar las fotos del verano y hacer algún video con algunas de ellas para que me sirva de agarradera cuando la zozobra apriete más fuerte. Os dejo el enlace al que este año he realizado con fotos de Sancti Petri, su islote, su castillo y su impresionante puesta de sol (ahora entenderéis porqué es "Allí donde el sol se pone"). Como digo en el comentario, la música es la misma que escuchamos en "El Apretaito", con una de las maravillosas piñas coladas de Jorge en la mano y la emoción contenida mientras contemplamos el espectáculo. Espero que os guste.


http://youtu.be/zF7rOnjTOZE






sábado, 5 de marzo de 2011

SABIDURIA


Ayer a las tantas de la madrugada me fui a dormir después de ver, enterita, la final del Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavalescas de Cádiz. La final del Falla vamos.

Un año más se me hicieron cortas las más de seis horas de retransmisión porque, como alguien decía, no dura lo mismo un minuto cuando disfrutas que cuando te sacan una muela y yo ayer, una vez más, disfruté. Disfruté con la gracia, con el arte, con la inspiración, con la frescura, con el ingenio, con la pasión por una tierra y, sobre todo, con la sabiduría.

Porque un derroche de sabiduría es lo que año tras año, entrega el Carnaval de mi querida ciudad. Los cuartetos, comparsas, coros y chirigotas, reparten sus pasodobles y cupleses, apalancándose en la los temas de mayor actualidad, poniendo los puntos sobre las íes al más pintado, repartiendo a diestro y siniestro (y lo mejor es que dan a todos, diestros o siniestros, si se lo merecen) y cada año, con un mayor nivel de composiciones musicales, de voces (impresionantes algunas), de interpretación instrumental (esa guitarra de la comparsa de Jesús Bienvenido hay que escucharla) y de genialidad en los tipos.

Pero seria injusto, muy injusto, circunscribir el Carnaval al concurso del Falla, el Carnaval es mucho más. Algunos de los momentos más divertidos de mi vida los he pasado escuchando, por las esquinas de La Viña, a las ilegales que, sin estar encorsetadas por las normas del concurso, muestran una mayor desvergüenza y un nivel artístico que nada tiene que envidiar en muchos casos a las oficiales. De hecho, hay muchas que han pisado las tablas del teatro y no es menos cierto que algunas de las que llegan a las fases finales del concurso dedican la semana de carnaval a cantar en la calle, dejando los “bolos” para más tarde.

Y es que el Carnaval de Cádiz es sabio por que nace en la calle, porque no se estudia en ningún aula, porque transmite la experiencia de una ciudad trimilenaria que transforma sus vivencias en guasa, en ingenio, en inspiración. Que transforma la Historia con mayúsculas en memoria de la gente, una memoria que se ha macerado con la libertad que durante tantos años inoculó en sus venas el comercio marítimo, el mestizaje de culturas que significó ser puerta de comunicación con las américas y con el orgullo de ser, en un momento determinado, el último foco de resistencia contra el invasor y cuna de la primera constitución liberal de este país. Y con esos condimentos, esa memoria se ha transformado en una pasión irracional, en un amor sin limites y sin condiciones a su ciudad. Y es que, como decía Pepe Landi “varios siglos antes de que Estocolmo le diera nombre a un síndrome, antes incluso de la fundación de la capital escandinava, los gaditanos ya lo habían inventado”. Un amor que vuelcan en cada una de las estrofas de sus coplas y en especial en las cuartetas de esos popurrís que siempre acaban haciendo que los pelos se me pongan, año tras año, de punta.

No conozco a nadie que haya quedado indiferente tras conocer Cádiz y su Carnaval, es imposible. Y si no que se lo digan, por ejemplo, a la chirigota (en la foto) que ganó ayer y que dirige Antonio Serrano El Canijo de Carmona que, desde la vecina provincia ha escrito en los últimos años algunas de las páginas memorables del concurso. A mi la ciudad, me atrapó hace muchos años y, desde hace algunos, tengo el honor de ser gaditano de cuerpo, alma y derecho tras ser bautizado, en ceremonia oficial, con agua de La Caleta en un lugar tan carismático como El Ventorrillo del Chato. Añado que además lo soy de devoción, de convicción y, siempre que puedo, de práctica.

Porque aunque dicen que los gaditanos nacen donde les da la gana, no es así. En realidad, como dijo don Antonio Burgos, “La gente de Cai nacemos donde nos sale de los cojones, que entra mejor en el tres por cuatro”

P.D. Dejo los enlaces alvideo de la Chirigota ganadora de este año: Ricas y Maduras, del Canijo y de la Comparsa ganadora el año pasado Los Santos, De Jesús Bienvenido. Disfrutad

http://youtu.be/nwjZYnjH66Y


http://youtu.be/-HU1asVqFNw